Fábula: La gata y el oso.
Capítulo 3
Nuestro oso seguía
meditando, se intentaba imaginar aquello que desea, aquello que le hace más
feliz…
-Siento una gran confusión, señor
oso. – musitó Kassiopeia.
-Ommmmm – cantaba él.
-Oso, escúchame, centra tu atención
sólo en lo que deseas, no en su ausencia. Céntrate en sentirte bien, pues es la
emoción que marca el camino. Ahora, ¿Qué es aquello en lo que piensas y te hace
sentir bien?
-¡¡Miel!! – gritó decidido.
-Sí, puedo verlo; ahora puedo
sentir tu deseo. ¡Hágase!
En este momento la
joven mueve su varita mágica formando círculos concéntricos y espirales; se
puede ver perfectamente el dibujo que describe al pasar por una fina neblina
que toma forma en el aire. Kassiopeia cerró los ojos y se concentró.
Todos miran a Kassiopeia, pero no parece ocurrir nada… Miran
alrededor, mas todo está en calma…
La gata con su fino oído es la primera en escuchar un
zumbido lejano.
-¡Oíd
chicos! – se apresura a avisar a sus compañeros
-No oigo
nada, ¿qué es? – respondió el oso.
-¡Es un
zumbido, parecen abejas!
Todos pueden ver como una colmena llega hacia el oso,
sostenida por un enjambre de abejas.
-¡Abre la
boca oso! – le dijo la joven maga.
Y al abrir la boca hacia arriba las abejas volcaron el
panal, que brotaba deliciosa miel de su interior cual si de una fuente se
tratara.
-¡¡¡Mil
gracias!!! Mmmm…. Graci… Mmmm. ¡Qué rica!
Después de agradecer a las abejas por su labor, se
despidieron del grupo y volvieron a casa con su colmena.
-¿Quién es
el siguiente? – declaró felizmente Kassiopeia.
-¡Yo! ¡Yo!
– dijeron los demás casi a la vez.
-Está bien,
imaginaos aquello que deseáis… Sentid qué os hace felices…