miércoles, 4 de julio de 2012

Capítulo 3 – La cima intratable


Capítulo 3 – La cima intratable

Y aquí estoy, en pie en la cima de la montaña. A mi derecha está meditando el anciano, inmóvil, como si fuera parte del cuarzo inerte sobre el que se encuentra sentado. A mi izquierda ese poderoso árbol, milenario, enorme, mecidas sus ramas a causa del tremendo vendaval, escucho el crepitar reconfortante de sus hojas al entrechocar.
Por vez primera aventuro un paso. Mis zapatos hacen sonar las baldosas del inesperado altar derruido (tal vez por este rabioso viento). Resuena el eco de mi pisada entre las 3 paredes detrás del viejo, quién no parece inmutarse.
Prosigo mi paseo a través del pequeño espacio disponible. Avanzo hasta interponerme entre el árbol y aquel personaje; no me gusta interrumpir, pero algo me empuja a hacerlo: llamar la atención de ambos. Giro mi cuerpo dando la espalda a la madera:
-          Oiga viejo, ¿es que no va a moverse siquiera por hospitalidad? Entérese de que soy su invitado.
Tras decir esto el anciano abre los ojos y me mira fijamente. Al devolverle la mirada observo como deja caer varias lágrimas recorriendo su ajado rostro.
-          Estás en tu casa, haz lo que quieras. –dijo con desdén.
-          Lo siento, señor. No quise molestar. Pero, dígame, ¿qué motivo esconde su evidente tristeza?
-          Muestro mi llanto, mas no busques razón alguna. Son mis lágrimas quienes tomaron voluntad y decidieron que era su hora protagonista –continuó, aumentando el goteo- este es su momento…
-          Maestro, no quiero que esté triste. Por favor, no llore más.
-          Debo complacerlas, es ahora cuando han de caer.
-          ¿Por qué ahora? Aprovechemos este valioso tiempo en algo productivo, ¡para mi o para los dos!
-          ¡No! –replicó amenazador- Ni se te ocurra robarles el momento. Se lo han ganado, ahora disfrutan cayendo.
-          ¿De veras es necesario? No entiendo el propósito de su pérdida…
-          Su marcha deja espacio a otro tipo de energía, chaval. Esto me está haciendo más fuerte: se está drenando la debilidad en mí.
Se hizo el silencio por un instante. Volvió a cerrar los ojos, y las lágrimas cesaron. Asombrosamente, quedé boquiabierto. He recorrido el mundo humano, y jamás vi cosa igual. El huracán que soplaba se tranquiliza, dejando una leve brisa. De alguna parte apareció una especie de chorro de aire concentrado, ¡nada menos que transportando la última gota de la barbilla del viejo en dirección a mi! Asustado retrocedí y me aparté. Mis ojos se centraron en seguir el rumbo rectilíneo de ella, que acabó estampada en medio del tronco, donde apareció una brizna casi instantáneamente.

Jiang Tseng

martes, 19 de junio de 2012

¿Qué es Dios?


¿Qué es Dios?

-          Maestro, en su infinita bondad, por favor respóndame a una cuestión. – dije al anciano, lo más respetuosamente que pude.

-          Formula tu pregunta, joven. – respondió con voz conciliadora.

-          Usted dijo que ora a Dios. Quisiera saber, ¿a que Dios reza? – pregunté.

-          Mi percepción del mundo dada mi dilatada experiencia dista mucho de lo que tienes en mente. Religión no tiene nada que ver con Dios. Rezo a Dios. – apostilló en absoluta calma.

-          ¿Qué es Dios? – resolví.

-          El concepto de Dios es el mayor símbolo de fe. Dios es lo que cada uno crea que es.

-          En ese caso, dígame: ¿Qué es Dios para usted? ¿Dónde o en qué deposita su fe? – me apresuré intrigado.

-          Dios está en todas las cosas, animadas o inertes.
Todo aquello que existe es Dios.
El conjunto de toda la materia. Eso es Dios.

-          No lo entiendo, maestro. – espeté perplejo.

-          La diferencia entre materia animada o viva, y materia inanimada, es muy pequeña. Una fina hoja de papel separa una de la otra.

-          ¿Qué tiene que ver eso con Dios?

-          Digamos que no existiera diferencia entre materia viva y muerta, derribemos ese muro. Teniendo esto en cuenta, la consciencia no es algo exclusivo de un ser vivo.
Estoy afirmando que el universo tiene consciencia de si mismo.

-          Oiga, con todo mi respeto, una piedra no tiene consciencia, la materia inerte no funciona así. ¡Me está diciendo que existe una consciencia universal independiente!

-          No puedo afirmar categóricamente tal cosa, pues no hay constancia que lo pruebe. No puedo estar seguro de ello, por eso se le llama fe.

Jiang Tseng

lunes, 18 de junio de 2012

Vacío o Árbol


Vacío o Árbol

Así me encontré a mitad de la montaña. Delante de mí, un vacío inescrutable. Detrás, una ladera empinada.
Atisbé en la cima un árbol de frondosa copa, cuyas raíces penetraban la roca más viva. Cerca de mi posición vislumbro una de ellas (de unos diez centímetros de grosor) que atravesó la roca varios metros por debajo, dios sabe la fuerza de determinación que puede acumular este majestuoso ejemplar de cerezo para que esa raíz traspase la roca con tal violencia.
Decido escalar por ella hasta otra raíz circundante, y de ésta a otra, hasta que me deslicé a lo más alto de la montaña.

Es extraño, – pensé – nunca habría imaginado esto.
Se alzaba ante mis ojos una especie de altar alicatado frente al enorme árbol. Como un gran baño al aire libre, de azulejos blancos y azulados; tres paredes de unos dos metros que sostenían no se sabe de que manera un tejado resquebrajado.
En el mismo centro se hallaba la única pieza del mobiliario: Una piedra de cuarzo translúcido de un tamaño descomunal, donde residía un anciano escuálido en postura de meditación.

-         - ¡Hola buen anciano! – grité en medio de los fuertes vientos de la cima.
-         - … - el hombre no movió un solo músculo.
-         - ¿Qué es lo que hace aquí, buen hombre?
-         - Medito. Ofrezco mis plegarias a Dios por permitirme estar aquí.
-         - Voy a acompañarle, oh sabio. Puesto que yo agradezco estar aquí.
-         - Meditemos, pues.

Y ahí estaba yo, de pie, contemplando ese poderoso árbol y frente a él ese débil anciano; ambos inmóviles, como si hubiera cientos de conversaciones simultáneas entre ellos.
A veces, mirando al anciano, tal vez por el azote del viento, éste parecía levitar por breves instantes. Nunca supe si fue solo mi imaginación.

Jiang Tseng

jueves, 19 de abril de 2012

The importance of repeating the same thing

The importance of repeating the same thing

The importance of repeating the same thing

by Paulo Coelho on April 11, 2012


An action is a thought that manifests itself.
A small gesture denounces us, so we have to make everything perfect, think about the details, learn the technique so that it becomes intuitive.

Intuition has nothing to do with routine but rather with a state of spirit that lies beyond technique.
So, after practicing a lot, we no longer think about all the necessary movements: they become part of our very existence. But for this to happen, you have to train and repeat.

And as if that were not enough, you have to repeat and train.
Watch a good blacksmith working the steel. To the untrained eye he is repeating the same hammer blows over and over again.

But those who know the importance of training know that each time the hammer is raised and then lowered, the intensity of the blow is different. The hand repeats the same gesture but as it approaches the iron it knows whether to touch it harder or softer.

Look at the windmill. Whoever sees its vanes just once imagines that it always turns with the same speed, always repeating the same movement. But those who know windmills know that they are conditioned to the wind and change their direction whenever necessary.
The hand of the ironsmith was trained after the gesture of hammering was repeated thousands of times.
Windmill vanes can move fast after the wind has blown a lot and polished their gears.

The archer lets many an arrow pass far from the target because he knows that he will only learn the importance of the bow, posture, the string and the target after he repeats his gestures thousands of times without being afraid of making a mistake.

Training is NOT routine. It is essential


Welcome to Share with Friends – Free Texts for a Free Internet

Passion: let me not beg for the stilling of my pain

Passion: let me not beg for the stilling of my pain

Passion: let me not beg for the stilling of my pain

by Paulo Coelho on April 5, 2012

“Let me not pray to be sheltered from dangers,
but to be fearless in facing them.

Let me not beg for the stilling of my pain,
but for the heart to conquer it.

Let me not look for allies in life’s battlefield,
but to my own strength.

Let me not crave in anxious fear to be saved,
but hope for the patience to win my freedom.

Grant that I may not be a coward,
feeling Your mercy in my success alone;

But let me find the grasp of Your hand in my failure.”


by Rabindranath Tagore


by Jiang Tseng

Conducir


Conducir

Soy un ente de energía.
Una esfera flotante de luz pura.
Avanzo a gran velocidad,
A cierta distancia de cualquier cosa.

Ni rozo la hoja del árbol
Al atravesar sus ramas,
Un campo de fuerza invisible
Aleja todo contacto

Siento cómo completo un todo,
Parte de un ente superior:
De la unión nace la fuerza
En el mundo del hombre sincero.

Me comporto como lo hace
Un glóbulo viajando en sangre.
Mi destino es llegar al lugar;
El camino sorteo sin parar.

Jiang Tseng